INCERTIDUMBRE: Cómo vivir con ella sin ansiedad y malestar

INCERTIDUMBRE: Cómo vivir con ella sin ansiedad y malestar

Una de las sensaciones más difíciles de manejar es la incertidumbre a lo que va a venir

¿Seguiré en este trabajo?, ¿será el hombre o la mujer de mi vida?, ¿tendré alguna recaída de mi enfermedad?, ¿esta decisión que estoy tomando realmente es la correcta?, ¿seré feliz?

Constantemente bombardeamos la mente con hipótesis sobre el futuro que se forman en base a nuestras creencias, vivencias y miedos.

Todos pensamos en el futuro, es muy difícil no hacerlo, y en realidad, es genial si lo usamos de una manera: para saber donde queremos llegar.

El problema que se detecta cada vez más es cuando ese estado de incertidumbre por lo que va a venir nos genera ansiedad, miedo, irritablidad, tristeza e incluso, enfado.

Una de las características que capitanea esa poca resilencia ( la capacidad o tolerancia que tenemos ante una situación negativa ) es querer tenerlo todo bajo control. Esa ” creencia” tan arraigada que muchas veces tenemos que dice que si tenemos todo planificado, planeado o previsto, todo estará bien.

Yo misma, por mis rasgos de personalidad, siempre he tendido a ser bastante controladora. En muchas ocasiones, esa característica ha jugado en mi favor, por ejemplo cuando trabajaba en producción de eventos. Ser organizada y previsora, me aportaba una tasa de fallo pequeña.

El problema venía cuando las cosas no pasaban como yo quería u ocurría algún fallo. En mi cerebro se producía una especie de “crisis” que me generaban estados de ansiedad e irrritabilidad.

¿Te suena de algo?

Ahí me di cuenta que tenía que trabajar mi “resilencia”, es decir, mi capacidad de superar las adversidades “no previstas”. De esta tolerancia hacia las adversidades inesperdas te hablo en otro post porque da para mucho 😉

EL TEMOR A LO QUE VENDRÁ

Esa incertidumbre o miedo a lo que vendrá es normal que aparezca. Cuando pensamos en lo que pasará más adelante, el cerebro no conoce ese nuevo escenario que está en el futuro, aún no lo ha vivido.

Todo lo que el cerebro no tiene registrado, para él, no existe. Por lo tanto cuando nosotros, con nuestros pensamientos, creamos situaciones futuras en nuestra cabeza, la mente es como si se estresara porque son nuevas conexiones que tiene que crear y, como ya te he comentado más de una vez, el cerebro es vago por naturaleza. Entonces apreta el botón de alerta, apreta el botón del miedo.

Aprender a gestionar esa nueva situación para nuestra mente es clave para nuestra vida.

* Si sabemos como hacerlo, utilizaremos esa visión de futuro para crear aquello que queremos que pase en nuestra vida. Si tu te imaginas constantemente como quieres que sea, con detalles, si te ves feliz en esa situación, con la o las personas que quieres que estén a tu alrededor, en el entorno que deseas…no es garantía 100% que vaya a pasar, pero ya condicionas a tu cerebro a que vaya hacia allí. Es el poder de la visualización.

Porque recuerda que el cerebro no juzga si es real o no…si a través de tus pensamientos le das “esa orden”, él

trabajará de manera incosnciente para eso

*Si por contra, esos pensamientos futuros están basados en el miedo y en situaciones dolorosas o que no són lo que realmente queremos…¿sabes que es lo más probable que pase?. Pues que eso que no quieres que pase acabe pasando. Porque de la misma manera que puedes crear pensamientos potenciadores para tí (esos de los que hablábamos 4 lineas arriba), cuando el miedo aparece es fácil que empecemos a crear escenarios dramáticos y que nuestra mente, de manera inconsciente, trabaje para llegar a ese sitio.De nuevo, el poder de la visualización.

¿CÓMO PUEDO GESTIONAR LA INCERTIDUMBRE EN POSITIVO?

Para evitar, o por lo menos intentar, caer en ese bucle negativo de ansiedad y agobio hay que hacer un pequeño esfuerzo, tu cerebro no te lo va a poner fácil 😉

Todo pasa por entrenar nuevas respuestas y crear nuevos recursos mentales que generarán nuevas emociones que te aportarán paz y tranquilidad ante algo desconocido.

1- Coge perspectiva

Una de las cosas que más ayudan siempre a rebajar la intensidad emocional es separarte de tí por un momento. Pocas veces te diré esto, pero en este caso es una técnica muy eficaz, y es dejar de ser el protagonista para ser espectador de tu vida durante unos minutos.

Te propongo un ejercicio para que tu mismo experimentes esto y lo puedas aplicar:

Imagínate que tienes estás sentado con un muy buen amigo tuyo tomando un café. Tu amigo te cuenta exactamente la misma situación que tu estás viviendo ahora, ese agobio, esa preocupación por la situación que tiene por delante… ¿Te lo imaginas? Escucha muy atento todo lo que tu amigo te está diciendo sobre eso que le preocupa.

Ahora piensa, ¿qué es lo que le dirías a tu amigo? ¿Qué argumentos le darías para rebajar su nivel de ansiedad y agobio?.

Pues en las respuestas que le has dado a tu amigo, tienes las tuyas propias. Seguramente poco tienen que ver con las que te dices a tí mismo, pero cuando nos “desapegamos” de la situación y cogemos perspectiva la mente genera recursos adaptativos en positivo y mucho más beneficiosos.

Te animo a que pruebes este simple ejercicio, es muy efectivo porque al disociarnos de la emoción la mente es más resolutiva.

2- Pregúntate qué depende tí

¿En este momento puedo hacer algo para cambiar la situación?. Si la respuesta es sí, no dudes en hacerlo porque eso te hará ganar confianza. Haz una lista con todas esas cosas que SÍ puedas hacer y verás como el nivel de ansiedad baja.

Si la respuesta es NO, o hay cosas que no depende tí…¿ Qué crees que va a pasar? Pues que tendrás que esperar a que ese futuro se vuelva presente. No hay mucho más a decirte con esto porque ni tu, ni yo, ni nadie lo sabe.

Lo que no esté bajo tu responsabilidad tampoco está bajo tu control.

Cuando antes introduzcas esto en tus archivos mentales antes empezarás a gestionar mejor la situación.

3- Céntrate en el presente

Se que la frase esta de “vive el presente” incluso puede ya sonar utópica y pesada, pero te aseguro que si a mí algo me enseña la vida cada día es que lo único que tengo es ahora…¡ni siquiera sé dentro de 1 hora que leches pasará!

Y te lo dice una persona que era super controladora con todo, y que se montaba unas pelis con cosas que podían pasar en el futuro que Spielberg me hubiese fichado en 3,2,1 para la secuela de Marty McFly.

Como te comentaba al principio, está bien usar esa imaginación para ponernos metas y visualizar donde queremos llegar. Pero nunca olvidar que los pies los tenemos aquí y que es ahora cuando estamos pisando.

Pre-ocuparse ya lo dice todo. Estás ocupándote de algo que ni siquiera ha pasado. Y cuando estás ocupándote de eso, estás desocupándote de lo que si está pasando ahora. Dejas de ver todo lo que tienes en este momento, que seguro que es mucho, para centrarte en algo que ni siquiera es real. Una fuga de energía absurda y sin sentido, ¿no crees? 😉

4- Trabaja tu autoestima y tu capacidad de adaptación

El miedo a la incertidumbre no es más que un mensajero diciéndonos que nuestra mente ha tocado el botón del pánico. ¿Cuál es la manera de desactivar ese botón? Enfrentándonos a ese miedo, que no es real, y dándole argumentos a tu cerebro para que entienda que era una falsa alarma.

Cuando tienes un buen concepto de tí mismo y crees en tí no te asusta tanto lo que pueda pasar porque sabes que, sea lo que sea, podrás crear recursos para encararlo.

No digo que tener una buena autoestima implica que ya no te agobia de vez en cuando la incertidumbre. ¡Para nada!. Sino que con un buen nivel de autoestima te das más permiso para fallar y entender que si, finalmente, no sale como querías, no pasa nada porque crees en tí y sabes que encontrarás otros recursos para enfrentarte a la situación. Sabes adaptarte a lo que vengaCrecer es aceptar esa incertidumbre.

5- Abraza la incertidumbre

Para mí este es el punto más valioso e importante. 

Nunca vas a controlar lo que va a pasar, nunca. Cuanto más intentes controlarlo todo, más ansiedad tendrás y, al final, más infelicidad. Como decía Voltaire:

“La incertidumbre es una posición incómoda. Aunque la certeza es una posición absurda”

Pero eso puede cambiar cuando aceptas la incertidumbre como parte del juego de la vida:

-Que te pone un interrogante todos los días para ver de qué manera la aprovechas.

-Que si crees que sabes todas las respuestas, ella vendrá y te cambiará las preguntas.

-Que te pone a prueba, no para hundirte sino para que te superes y veas de lo que eres capaz.

-Que lo que puede parecer mala suerte al principio, resulta ser el mayor golpe de suerte al final.

-Que si no arriesgas no pierdes, pero lo peor es que tampoco ganas.

-Que cuando nada es seguro, todo es posible.

Por eso, si le cambiamos la etiqueta de significado a la incertidumbre podemos ver en ella a una amiga que solo tiene como finalidad hacernos crecer como personas al enfrentarnos a cosas desconocidas y que nos ofrece la libertad de no saber lo que va a pasar. Y es ahí donde nos deja una grieta para que seamos nosotros los co-creadores de nuestra vida tal y como nosotros queramos.

“En la incertidumbre encontraremos la libertad para cualquier cosa que deseemos.”

Deepak Chopra

CORAZA EMOCIONAL… ¿Puedo quitármela?

¿QUÉ ES Y PARA QUÉ SE FORMA?

Cuando vives experiencias dolorosas que te llevan a sufrir, tu cerebro genera un mecanismo de protección de manera inconsciente para protegerte de “ese dolor”. Como, habitualmente, no solo pasas por una situación así a lo largo de tu vida, vas generando una serie de capas, el llamado efecto cebolla, que van construyendo una coraza emocional cada vez más sólida.

Es la manera que tiene tu mente para defenderte de lo externo, de los demás y de que te hagan daño. 

Empiezas a elaborar ese disfraz invisible desde que eres bien pequeño/a, y como te ha protegido en muchas situaciones, lo sigues usando en tus nuevas vivencias ahora que eres somos adulto/a.

Para que formes esa armadura se pueden dar infinitas causas, pero todas ellas tienen un denominador común: EL MIEDO.

Como se trata de un proceso inconsciente, muchas veces no sabes ni de qué te protege, pero por mi experiencia propia y la que veo en las consultas, los mayores miedos del ser humano suelen ser :

Miedo a que me dejen, miedo a me hagan daño, miedo a sentir, miedo a decepcionar a los demás, miedo a la muerte, miedo al dolor, miedo al rechazo, miedo a tener pareja, miedo a que no me acepten, miedo a ser diferente… Incluso he llegado a oír que tenia miedo a vivir libremente y ser feliz.

¿CÓMO ES TU VIDA CON ESTA CORAZA?

Aparentemente te proporciona una sensación de seguridad. Te ayuda a ponernos en un estado de “piloto automático” emocional, creyendo que tienes el control de lo que pasa y de tus emociones. Has vivido siempre con ese método y, seguramente, te ha protegido de verdad en muchas ocasiones.

El problema es que, al tratarse de procesos inconscientes, no te das cuenta que ese método que tan bien has elaborado durante tantos años, deja de ser efectivo cuando te está limitando en tu vida.

Puedes desear algo con el corazón pero tu mente sigue funcionando con ese sistema que ella cree es infalible. Aunque fabricar capas de protección no incide solo en lo que te hace daño, suele apartar también situaciones o personas que te hacen bien.

Viviendo con esas corazas, acabas siendo prisioneros de tu propia armadura.

¿QUÉ PUEDO HACER PARA ROMPERLA?

“El conocimiento de uno mismo puede matar al dragón del miedo y de la duda”

Robert Fisher

Como cualquier cosa que quieras cambiar en tu vida, es imprescindible tomar consciencia de que funcionas bajo este mecanismo.

El primer paso es bajar la guardia, mostrarte vulnerables y benevolentes contigo mismo, saber qué piensas, qué sientes y qué haces con eso, cuál es tu conducta.

Cuando detectas cuál es el miedo , ves cómo es su funcionamiento y, sobre todo, para qué te sirvió en el pasado.

Es en ese momento cuando empiezas a darte cuenta que, ese disfraz que te pusiste en un momento determinado y que te sirvió puntualmente, a día de hoy o en esta nueva situación, te está limitando a vivir realmente lo que quieres vivir y ya no es efectivo.

Romper nuestro sistema de corazas no és fácil porque, tal y como decía Maslow con su pirámide, el ser humano tiene unas necesidades primordiales que cubrir como la seguridad, protección, relaciones sociales y estima.

En momentos difíciles o donde sientas que la cobertura de alguna de esas necesidades está en riesgo, tu mente recurrirá sin dudarlo al sistema antiguo, es el que ya conoce.

Pero si hay algo efectivo contra los miedos es enfrentarse a ellos; un ejercicio duro aunque, sin duda, liberador.

Quitarse esa coraza no es fácil, por lo que hablábamos antes, son procesos inconscientes. Por ese motivo, estoy aquí para ayudarte con esto porque a veces uno solo es difícil.

Hay que detectar esas capas y ver para qué las formaste. Es entonces cuando te podrás deshacer de ellas.

Si quieres quitarte la armadura, porque te pesa y te limita, juntos haremos el proceso para que te sientas libre y ligero/a de unas cargas que, ahora, ya no te sirven 🙂

CÁNCER: Cuánto asusta y cuánto enseña

365 días pensando en volver a escribir … la verdad, se ha hecho largo. Y no ha sido por falta de pensamientos, pero he necesitado que pasara todo ese tiempo para entenderlos y aceptarlos. Aquel 12 de Agosto de 2016, 6 palabras cambiaron mi vida para siempre : “Helen, tenemos un cáncer de mama”. Yo que memorizo mi vida en imágenes, esa, sin duda, no la borraré jamás. Todo lo que creía e imaginaba que iba a ser mi vida, de repente, se esfuma…desaparece en 1 segundo. Y en el segundo 2, cuando vuelves a la tierra ya no estás sola, se ha sentado al lado tuyo una parte de ti, esa parte que siempre quieres evitar pero que esta vez te anticipa que ha venido para quedarse, el MIEDO. Es curiosa la vida porque durante años he trabajado con mis clientes precisamente eso…y en aquel momento entendí que ahora me tocaba reciclar mi formación con la práctica más dura hasta la fecha. La pregunta nunca fue porqué a mí, sino PARA QUÉ.

El miedo, al final, no deja de ser esa emoción primaria que nos quiere proteger de algo que “creemos” puede dañarnos. Pero resulta curioso que no temía morir, temía no poder hacer todas esas cosas que quería hacer, no tener TIEMPO que para mí es lo mismo que morir.

Durante las primeras semanas, operación incluida, no quise ser muy consciente de que me habían diagnosticado una enfermedad que es la actual plaga de la sociedad moderna. Nunca quise darle poder a algo tan malo porque se que a lo que tu le das tu atención, se engrandece en tu vida. Si es algo bueno y bonito, quiero que lo haga. Pero en este caso, no quería permitirlo.

Llegó el momento en que dibujan mi futuro más inmediato aun con el shock emocional en el cuerpo. Me plantean un tratamiento convencional que me chirría las entrañas y mi respuesta fue NO sin dudarlo. Esa negativa sorprendió y no gustó porque parecía obvio que no había mucho más camino que ese. Pero yo siempre he creído en el poder de la naturaleza, mis creencias se basan en que todo lo que está creado de manera natural siempre busca un equilibrio, y el cuerpo es uno de ellos. Pero hay algo que al cuerpo y al alma le cuestan controlar, y es la mente. Esa mente racional que en momentos de descontrol, solo escucha al miedo.

Y, muchas veces, el miedo es el más cruel e ignorante de los consejeros

Le hice caso aun cuando mi intuición me gritaba que no lo hiciera. El precio que pagué por esa decisión fue el más alto que he pagado hasta el día de hoy. Ir en contra de mis valores esenciales me llevó a odiarme a mi misma, a rabiar con el mundo y, además de envenenarme el cuerpo, me envenené y desquebrajé el alma. Ante una situación interior tan límite a todos los niveles, al pasar unos meses lo paré todo y tomé la decisión de empezar a ser fiel a mi misma de nuevo. Incluso mi propia oncóloga me dijo que ella tenia dudas de si el tratamiento tendría algún tipo de efectividad cuando el rechazo por mi parte era a todos los niveles. Empecé a dibujar mi propia ruta, a investigar, a entrevistarme con oncólogos reconocidos, a ver conferencias médicas y tratar de entender cómo funciona nuestro cuerpo un poco más en profundidad.

Muchos de nosotros no tenemos una consciencia clara de cómo nos afecta todo aquello que comemos y ¡es un dato FUNDAMENTAL! 

Estamos muy habituados a tapar los síntomas y poco entrenados en buscar el origen.

Si aplicamos durante 2 segundos el sentido común nos podemos dar cuenta que la alimentación, los niveles de estrés que manejamos por intentar seguir y encajar dentro de este sistema, cómo manejamos emociones y situaciones tienen un impacto directo en nuestro cuerpo. Por favor, ¡si es que somos pura química!. Los pensamientos, las emociones…generan química en nuestro cuerpo afectando directamente a las células, para bien o para mal. Lo mismo que lo que comemos y respiramos. Podría estarme horas con este tema porque la verdad que me he hecho un master. Aunque si que es verdad que en páginas e iniciativas como las de la Asociación de Oncología Integrativa podemos encontrar mucha información sobre todo esto. Y lo importante es que no solo lo lean las personas que tienen o han tenido cáncer, sino TODO el MUNDO a modo de prevención, porque esa y solo esa es la clave. Creo que es clave que a la salud pública llega todo tipo de información y no solo la convencional, para la gente sepa que tiene elección y muchas opciones.

No quiero que mis palabras se malinterpreten…no digo que no se haga el tratamiento convencional, no digo que sea un decisión errónea, no digo que no sirva en muchos de los casos…solo digo que antes de tomar una decisión así nos hagamos la pregunta:       ¿Qué haría yo, y solo yo, si no tuviera miedo?, y que la respuesta no la pasemos por alto simplemente porque “es lo que se tiene que hacer y no hay más”. Sí, si lo hay…y es tener la libertad de poder elegir lo que cada uno quiere para su vida y como lo quiere. Si es pasar un proceso convencional porque se cree en él, ¡genial! ¡Adelante! Creo que si TODO EL SER apoya la decisión, es la decisión correcta y la que más garantías tiene.

Mucha gente me pregunta que qué estoy aprendiendo de esta experiencia.

Ya desde el primer momento lo que aprendí es que el poder del amor es brutal y fundamental siempre, pero más en situaciones límite. Cuando estás con la cabeza metida en el wáter durante días, saber que hay una persona en la puerta esperando para recogerte, no puedo explicarlo con palabras. Incluso se me inundan los ojos de lágrimas solo de recordar esos momentos.

No podemos controlar las cosas que pasan, pero si podemos decidir qué hacemos con eso que nos pasa.

Que vivimos de una manera donde parece que creemos que somos eternos, y la realidad es que la vida presenta jugadas donde te abofetea para que reacciones y te pares el tiempo necesario para valorarla de verdad.

Que no hay fidelidad más importante que la tengamos con nosotros mismos. Nuestro ego, mejor amigo de nuestros miedos, puede convertirse en el mayor boicoteador. Vivir desde ese sitio solo trae caos e infelicidad. En cambio cuando lo que hacemos va en línea con nuestros valores, vivimos desde nuestra esencia, no hay fallo. Yo decidí escucharme a mí y lo que yo quería, independientemente de si era lo aparentemente correcto o lo que los demás querían para mí. Porque entendí que desde fuera, ellos también tienen miedo, y como ya he dicho, para mí, cualquier decisión tomada desde esa emoción, no acaba funcionando.

También he vivido esa sensación tan sumamente dolorosa que es sentir que el alma se me partía en trozos. Pero al final, sea lo que sea lo que nos pase en la vida, lo bueno de esa rotura es que luego puedes decidir qué crear con esos trocitos. Personalmente, mi decisión ha costado pero ahora ya es en firme, y es disfrutar cada segundo, apartar todo aquello que no me sume y abrazar con mucha fuerza todo aquello que si lo haga, ir a por mis sueños aplazados porque no sé que pasará mañana, solo sé que si algún día pasa algo o el cáncer decide volver quiero que me pille viviendo.

Y una de las cosas que ya sabía, y q mis arruguitas alrededor de los ojos ratifican, es el poder de la risa. El amor y reír han sido la mejor terapia. Sin duda, van a ser dos motores por los que voy a pelear por mantener en esta vida que no se cuando acabará, solo se que seguiré viviendo mientras mi alma siga bailando, así que empiece la música, y si puede ser en directo, mejor!

Fotos realizadas por www.rubendebaro.com ( Proyecto Healen )

¿Eres un/a YONKI EMOCIONAL?

“Si me deja, me muero”… “Siento la necesidad constante de saber donde está, con quien”… “No importa que tengamos muchas discusiones, son cosas del amor”… “Necesito que esté a mi lado”…”Estas cosas que me dice, aunque me hagan daño, me las dice porque me quiere”… “No soy nada sin él/ella”…

Si en tu relación de pareja te dices algunas de estas afirmaciones, quizás deberías parar un momento y pensar …

¿Esto es amor de verdad?
¿O eres un yonki emocional?

La antropóloga y bióloga Helen Fisher afirma que el amor es una droga, porque posee una dimensión adictiva muy fuerte que provoca reacciones desatadas en nuestro organismo. Cuando nos enamoramos, el cuerpo experimenta una especie de tormenta química y segrega unas sustancias anfetamínicas como la dopamina, la norepinefrina, la testosterona, la adrenalina, la oxitocina y la vasopresina, entre otras; todas sustancias placenteras que genera nuestro cuerpo y que se encuentran en las drogas (naturales y sintéticas)

Esta fase químicamente incontrolable que, seguramente, tu y todos hemos experimentado, tiene una duración determinada. Es tras ese momento donde las relación pasa a la segunda fase o se termina porque el cerebro busca “sentir de nuevo” todo ese cóctel que le hacía sentir tan bien.

Si en esa siguiente etapa, te sientes en paz, tranquilo/a, confías plenamente en tu pareja, la convivencia está basada en el respeto y aceptación del otro… ¡es genial!  Vives una relación basada en el amor.

Pero aunque cueste reconocerlo, muchas parejas acaban generando vínculos patológicos entre ellas. Y muchas carecen también de recursos para resolver conflictos o no saben protegerse cuando la relación empieza a deteriorarse. Estas parejas, o alguno de los miembros de estas parejas, podría mostrar síntomas de ser dependiente emocional.

¿Pero cómo sé si soy dependiente emocional en mi relación?

Si sientes la sensación de tener una especie de “enganche”, una necesidad muy grande y continua de afecto. Sientes como un vacío interior que solo parece que se llena a través de tu pareja.

  • Idealizas: Como si siguieras en la fase de borrachera química inicial, tu pareja es el ser más increíble que has conocido, jcrees que jamás encontrarás a nadie como él/ella. 
  • Tu vida gira alrededor de él/ella: Atribuyes tu felicidad o infelicidad en función de cómo estas con tu pareja. Muchas veces pones por encima de todo a esa persona, incluso por encima de ti mismo y de tu propio bienestar. Incluso puede que dejes de lado a tus amigos, tus intereses, tus aficiones … solo por y para estar con él/ella. “Crees que si no lo haces así, lo perderás”. 
  • “Siempre a su lado”: Acostumbras a desear un acceso constante a tu pareja. Cuando esto no es posible, el hambre de afecto lo alimentas a través de llamadas, mensajes, correos electrónicos… El deseo de estar cerca de él/ella hace que busques relacionarte activamente con su entorno, familiares y amigos para que vuestro espacio emocional como pareja sea constante.
  • Terror al abandono: Si eres dependiente emocional de tu pareja la frase : “Como me deje me muero” forma parte de tu repertorio de pensamientos. Como todo orbita en torno a él/ella solo pensar en ruptura y/o abandono provoca una catarsis en tu realidad. ¿De verdad, de verdad, de verdad si te deja te mueres? Piénsalo bien
  • No hay más ciego que el que no quiere ver: Si eres dependiente emocional, casi siempre de manera insconsciente, tiendes a procesar sólo aquella información coherente con tu historia de amor. Minimizas y/o buscas excusas (y las encuentras) para negar o justificar los conflictos, humillaciones, infidelidades o porque uno se implica más o menos en la relación.

¿Y existe entre los celos y la dependencia?

La relación está bastante clara, tal y como dice Arun Mansukhani, subdirector del Instituto Andaluz de Sexología y Psicología : “Los celos nacen del miedo, a veces casi de la certeza de pérdida. Se basan en una baja autoestima en la que “yo me veo tan poco cosa que la otra persona va a elegir a cualquiera antes que a mí”. Este tipo de personas celosas viven en la angustia de la duda, controlan, vigilan, etc…

Aunque los celos no son exclusivos de las personas dependientes, si que es una característica muy común en ellos. Como esa persona es el centro del mundo para mí, yo también lo tengo que ser para él/ella. Si no lo es el nivel de frustración que se genera ataca directamente a los cimientos de tu autoestima.

¿Cómo puedo salir de una relación de dependencia?

La buena noticia es que si se puede, pero como en cualquier otra adicción, lo primero es reconocer esta realidad y desear buscar una solución. Porque si esto no sucede, seguirás en el bucle de la propia autodestrucción y la de tu relación.

Si sientes la sensación de tener una especie de “enganche”, una necesidad muy grande y continua de afecto. Sientes como un vacío interior que solo parece que se llena a través de tu pareja.

  • Trabajar un punto de vista realista sobre la otra persona, observando sus cualidades positivas y negativas. Debes aprender a amar desde el conocimiento y la aceptación, no desde la admiración y posesión.
  • Potenciar los espacios individuales o relacionales ajenos a la pareja. Intenta que la pareja no sea tú única fuente de afecto o diversión. Es importante mantener relaciones emocionalmente cercanas con otras personas (familiares y amigos).
  • En ningún caso toleres faltas de respeto o desprecio. Las relaciones no son incondicionales y a cualquier precio.
  • Es muy importante que fortalezcas tu autoestima y autonomía para entender que la responsabilidad de los éxitos o fracasos afectivos, se comparten…no es solo de uno. Empezar a ser protagonista de tu vida y saber que puedes tomar el control de las cosas que te pasan y cómo te pasan.
  • Como has vivido en un constante cóctel químico adictivo, entender que si la relación de pareja se decide terminar, seguramente vendrá una etapa de “mono” parecida al síndrome de abstinencia. Vendrá la rabia, el deseo desfasado, la melancolía … Pero esas emociones “anfetamínicas” disminuirán hasta desaparecer con el paso del tiempo.

Si aun cambiando pequeñas cosas, sientes que sigues inmerso/a en una relación dependiente y quieres cambiarlo, contacta conmigo y trabajaremos en ello.

Para acabar solo me gustaría que practicaras un ejercicio muy simple:

antes de decir “te quiero” di “me quiero”

¿Tienes DEPENDENCIA emocional?

La dependencia emocional no sólo se da en las parejas. Existen relaciones familiares e incluso de amistad con un grado tan alto de dependencia que, tarde o temprano, derivan en una situación asfixiante.

  • Padres que tienen un nivel de apego “inseguro” hacia sus hijos y se asustan solo con la idea que estos crezcan
  • Dependencia emocional a tener la atención continua de nuestro/a amigo/a sino se sienten mal
  • Dependencia emocional respecto al trabajo
  • Dependencia emocional a sustancias adictivas como el tabaco y/o alcohol, el juego…

Cualquier dependencia emocional es como una adicción que limita nuestra vida.

Las personas dependientes emocionalmente vuelcan su energía y foco de atención en otra persona o actividad para intentar cubrir vacíos que tienen dentro de sí mismos.

Suelen ser personas que conviven con una baja autoestima, cambios bruscos de ánimo, miedo a los cambios, baja tolerancia a la frustración y un bajo concepto de sí misma, incapacidad de terminar determinadas relaciones y decir NO.

No viven su propia vida porque se centran de una forma desmedida en la de los demás.

¿Te sientes identificado/a?

Para liberarte de esos lazos inconscientes, en mis sesiones trabajamos desde la inteligencia emocional. Detectamos qué carencias estas intentando sustituir con esas conductas, emociones y pensamientos.

Elevamos tu nivel de autoestima para que te sientas mejor, más fuerte y más libre. Cuando tomas consciencia de cuales son los procesos que te han llevado a generar esa dependencia, es mucho más sencillo empezar el proceso del desapego y empezar a convertirte en “Protagonista de tu Vida”.

Aquí te paso un test, que lejos de ser un diagnóstico, si que te puede guiar un poco para saber si eres dependiente emocional:

1- A la hora de tomar una decisión…

a) Prefiero que las personas importantes para mí estén de acuerdo, pero si no lo están sigo adelante.
b) Necesito que las personas importantes para mí me animen y estén de acuerdo conmigo.
c) Necesito que las personas importantes para mí me animen a pesar de que no estén de acuerdo conmigo.

2- Tener al lado a una persona más fuerte que uno mismo para afrontar diferentes situaciones…

a) Es indispensable en la vida.
b) Viene bien, pero con quien tienes que contar es contigo mismo.
c) Es importante, pero no indispensable en la vida.

3- Cada vez que me pongo enfermo…

a) Me las apaño solo; no quiero que me cuiden.
b) Pido ayuda si me hace falta.
c) Tengo a todo el mundo en torno a mí.

4- Cuando no llego a fin de mes…

a) Me busco la vida solo.
b) Se lo pido a… (mi padre, hermano o pareja), incluso para caprichos.
c) Si puedo pido ayuda.

5- Cuando tengo que decidir qué ponerme…

a) Lo elijo yo solo/a.
b) Siempre le pregunto a mi pareja o persona importantes.
c) Me gusta contar con la aprobación de mi chico/a o persona importante.

6- En lo que respecta a mi iniciativa…

a) Considero que es bastante buena.
b) Necesito que las personas importantes para mí me dan el primer empujoncito.
c) Es inexistente; siempre me animan las personas importantes.

7- Cuando no tengo pareja o persona muy cercana (por ejemplo un mejor amigo/a):

a) No me siento bien.
b) Prefiero encontrarla, pero si no la tengo también estoy bien.
c) Me encuentro bien si las cosas me van bien.

8- La opinión de mi pareja (u otra persona significativa) para mí es…

a) Menos importante que la mía.
b) Igual de importante que la mía.
c) Más importante que la mía.

9- Cuando quiero cambiar de trabajo, iniciar un curso o llevar a cabo algún cambio en mi vida:

a) Me quedo más tranquilo si mi pareja o persona importante está de acuerdo conmigo.
b) Valoro las ventajas e inconvenientes yo solo.
c) No lo hago si mi pareja o persona importante no lo ve claro.

10-¿Con qué frecuencia sientes malestar (miedo, tristeza) cuando no tienes cerca a personas significativas para ti?

a) Frecuentemente.
b) A veces
c) Casi nunca.

11- ¿Qué opinan las personas significativas para ti de tu capacidad de autonomía cuando debes hacer cosas solo/a?

a) Que “voy a mi bola”.
b) Que siempre necesito a alguien.
c) Que me apaño más o menos bien y sé cuándo pedir ayuda.

12- ¿Con qué frecuencia dejas de llevar a cabo proyectos cuando no te animan personas significativas para ti?

a) Muchas veces.
b) Pocas veces.
c) Algunas veces.

Ahora asigna un valor a cada una de tus respuestas y mira en la descripción de abajo

1 – a= 0  b=2  c=1
2 – a= 2  b=0  c=1
3 – a= 0  b=1  c=2
4 – a= 0  b=2  c=1
5 – a= 0  b=2  c=1
6 – a= 0  b=1  c=2
7 – a= 2  b=1  c=0
8 – a= 0  b=1  c=2
9 – a= 1  b=0  c=2
10 a= 2  b=1  c=0
11 a= 0  b=2  c=1
12 a= 2  b=0  c=1

0-8 puntos (Independiente)

Sencillamente vas a tu aire. Eres una persona muy independiente y esto tiene muchas ventajas, pero también inconvenientes si no sabes integrar a otras personas en tu vida. Déjales un hueco, déjate querer.

8-16 puntos (Equilibrado)

Sabes dónde está el límite en el que se puede estar solo/a  pero contando de vez en cuando con la ayuda de los que te quieren. Aprovechar el apoyo social es bueno y tú lo sabes. Continúa con esta pauta y enorgullécete de tus propios éxitos.

16-24 puntos (Dependiente)

Estás enganchado a una o varias personas que a su vez, casi seguro que son co-dependientes de ti. Y si no lo son, solo piensa lo alto que estas apostando por alguien que no eres tu. De la única persona que debes depender es de ti mismo, pues uno mismo nunca se falla.

¿Te identificas con el resultado?  Recuerda que es solo un test que puede ofrecerte una referencia, pero la respuesta correcta siempre vendrá de tu interior.

¿Cuál es mi VOCACIÓN?

Vocación, esa voz que empiezas a sentir por dentro y que señala el rumbo que quieres darle a tu vida.

Algunos reconocen esa voz desde bien pequeños aunque, por mi experiencia profesional durante los últimos 15 años, me atrevería a decir que no son la mayoría. Muchos llegan a la adolescencia angustiados porque el sistema les dice que “tienen que elegir su futuro”.

En la vocación no influye nada más que nosotros mismos, aunque muchas veces le damos el poder a cosas externas que pueden eclipsar y sesgar esa voz interna.

Jóvenes, y no tan jóvenes, camuflan su meta vital al pensar que deben encontrar algo grande, algo muy valioso. Y muchas veces cosas que parecen poco ambiciosas son igual de valiosas para la persona, pero las esconde porque cree que socialmente no tiene valor.

¿Qué quiero ser de mayor?

¿Qué hacer si quieres descubrir tu vocación o misión?

Cuando no encuentras hacia donde enfocarte o no encuestras tu misión vital en la vida te produce una vacío interior… Puede que no vivas mal, pero vas como en piloto automático. ¿Conoces esa sensación?.

Una de las primeras cosas que hay que trabajar es rebajar esa angustia, transformando ese periodo de presión en un periodo de libertad.

Descubrimos cuáles son aquellos modelos de éxito y de fracaso que tienes a nivel inconsciente y que vienen dados por:

– Esas expectactivas que crees que tus padres tienen de tí.
– La cultura social que te rodea, cómo debes ser para ser aceptados dentro del grupo.

“Qué debo VS Qué quiero”

Tras un proceso previo de autoconocimiento y cuando ya hemos detectado esas creencias que están haciendo de interferencia, es cuando podemos empezar a trabajar desde tu esencia, acorde con tus anhelos y valores de verdad.

A través del Método Creer para Crear, preguntas y varias herramientas empezamos a sacar a la luz todo aquello que realmente eres, quieres y buscas para ti.

Empezamos a dibujar un camino mucho más definido, nombrando y haciendo conscientes todas las opciones que responden a esas características propias y únicas.

Algunas preguntas que podrías hacerte:

  • ¿Qué quiero yo?
  • ¿Qué busco yo?
  • ¿Qué cosas harías aunque no te pagaran por ello?
  • Si tuvieras 80 años ahora mismo y miraras atrás, ¿qué cosas te gustaría haber logrado o hecho en tu vida?
  • La gente que te conoce bien ¿en qué te dice que eres bueno?
  • ¿A qué cosas atiende habitualmente tu mente e imaginación?

Ahora imagínate…

Si el dinero no existe, todo el mundo apoya y valora lo que tu haces y puedes dedicar todo tu tiempo a hacer algo … ¿Qué seria?

Como te decía en el video de arriba, no es difícil…tan solo hemos de hacer las preguntas correctas, porque tu vocación, ya está dentro de tí. 

CREENCIAS LIMITANTES: Tu mente, tu mayor enemigo

Sin duda uno de los cuentos que marcó el inicio de mi formación como coach fue esta genial parábola de Jorge Bucay donde en pocas líneas nos enseña cómo estamos 

encadenados a nuestras creencias y prejuicios.

“De pequeño me gustaba el circo. Me encantaban los espectáculos con animales y el animal que más me gustaba era el elefante. Me impresionaban sus enormes dimensiones y su fuerza descomunal. Después de la función, al salir de la carpa, me quedaba extrañado al ver el animal atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que le aprisionaba una de las patas. La cadena era gruesa, pero la estaca era un ridículo trozo de madera clavado a pocos centímetros de profundidad. Era evidente que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo también podía tirar de aquel minúsculo tronco y huir. —¿Por qué no la arranca y se escapa? —pregunté a mis padres. Me contestaron que era porque estaba amaestrado. La respuesta, sin embargo, no me dejó satisfecho. «Si estaba amaestrado, ¿por qué lo tenían atado?». Pregunté a parientes y maestros y pasó mucho tiempo, mucho, hasta que alguien que resultó ser un sabio me dio una respuesta convincente: «El elefante del circo no se escapa porque está atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño ». Entonces me imaginé el elefante recién nacido y atado a una estaca. Seguro que el animal tiró, sudó y volvió a tirar tratando de liberarse. Debía terminar el día agotado porque aquella estaca era más fuerte que él. Al día siguiente debía volver a probar con el mismo resultado y al tercer día igual. Y así hasta que un día terrible para el resto de su vida, el elefante aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Desde entonces, el elefante tenía grabado el recuerdo de su impotencia, NO PODIA. Y lo que es peor, nunca más volvió a cuestionarse ese recuerdo.”

Ese elefante nunca volvió a probar si sería capaz, sin tener en cuenta que su grandeza y sus recursos habían cambiado con el tiempo.

COMO SE FORMAN LAS CREENCIAS

A menudo a las personas nos pasa lo mismo. Grabamos de manera inconsciente en nuestra mente fracasos anteriores y pensamientos como “ no puedo”, “no saldrá bien”, “voy a fracasar”, “ es demasiado difícil”, “ no me atrevo”, “me van a dañar de nuevo” …

De una manera inconsciente, nuestra mente es nuestro enemigo, nos quedamos encadenados a esas experiencias inconscientes que no nos dejan fluir con libertad, y que nos mantienen … atados a la estaca.

Me siento tremendamente feliz de poder acompañar a diario a personas a romper esas cadenas que les impiden avanzar, liberarse y llegar al lugar donde quieren estar ☺

¿Cuánto dura un EMOCIÓN? No te lo vas a creer…

¿Qué pensaríais si os dijera que una emoción dura 90 segundos? La primera respuesta de muchos de mis clientes es : “¡IMPOSIBLE! Si yo llevo enfadado 1 año o estoy triste desde hace meses”  Estoy segura de que es así, pero tambien se que durará el mismo tiempo que tu decidas que dure y que como mínimo serán 90 segundos.

La neurociencia nos enseña que en la parte central del cerebro, integrada dentro del sistema límbico, está situada la amígdala cerebral, la mayor responsable de nuestras emociones.

Frente a un estímulo o situación, esa amígdala segrega una sustancia que, a su vez, estimula otros centros del sistema límbico, formando un “coctel genuino” responsable de cada emoción. Esta combinación entra en el torrente sanguíneo y produce los efectos físicos de la emoción: sudoración, enrojecimiento, palpitaciones, tensión muscular, risa… Esta reacción tarda unos 90 segundos en ser reabsorbida por el cuerpo y desaparece.

¿Nunca os ha pasado que alguien o algo os asusta y vuestro corazón palpita a gran velocidad? Cuando os dais cuenta que es un simple susto o una broma, progresivamente ese “miedo” empieza a desaparecer.

¿De qué depende que esa emoción se mantenga en el tiempo? Las emociones en sí mismas son temporales, sólo dependerá de LA IDEA ASOCIADA A ESA EMOCIÓN.

Lo mismo pasa con la ira o el enfado… Si la idea a la que la emoción está asociada es recurrente, no dejamos de pensar en ella— la emoción se renueva por sí misma “reiniciando” de nuevo ese coctel de sustancias que provocan esa emoción.

Si nos enfadamos con alguien y eso provoca en nosotros una emoción de IRA, tal y como hemos comentado, ésta durará 90 segundos.

¿Entonces como puede ser que las personas que estemos años sin hablarnos, manteniendo una emoción de ira y odio, debido a una discusión o situación concreta?

PORQUE ASOCIAMOS LA EMOCIÓN A ESA IDEA O SITUACIÓN CONCRETA, y al volver a pensar en ella ponemos nuestro foco de atención en ese hecho que, a su vez, hace que la amígdala vuelva a segregar la sustancia creando de nuevo el “coctel” de la misma emoción que sentimos.

Si nos focalizamos constantemente en algo que nos enfada, estaremos “renovando” el enfado dentro nuestro. De la misma manera que cuando algo nos hace mucha gracia o vivimos una situación placentera, volvemos a segregar “esa mezcla mágica” que nos vuelve a hacer que nos riamos en carcajada o que volvamos a sentir como en nuestra piel aquel momento. En este caso si la emoción es positiva para nosotros, es genial para nuestra “salud” volver a recrear ese momento que nos hace sentir bien … pero si la idea asociada nos hace sentir tristeza, rabia, temor, fobia … por lo menos sabemos que esa emoción solo dura 1 minuto y medio, solo depende de nosotros hacerla efímera.
Muchas veces no es fácil, desvincular y hacer que esa emoción no dure más de un minuto y medio , por eso yo nunca aconsejo recurrir a medicación artificial ya que nosotros mismos somos capaces de crear “nuevos cocteles” solo con nuestros pensamientos y nuestras acciones.

En cuanto se sienta esa emoción que no nos gusta bebamos un vaso de agua, hagamos una pequeña caminata, respiremos profundo y pausado … cualquier cosa que nos sirva para relajar la mente, cambiar la composición química de la sangre y sacarnos el foco de aquello que nos produjo esa emoción.

Si estas en un momento donde te cuesta salir de un estado emocional que es negativo para tí o te gustaría aprender a gestionar mejor tus emociones, clica aquí y hablamos cuando quieras.

NO HAY EMOCIONES ETERNAS, SINO CREENCIAS QUE ÉSTAS LO SON.