CÁNCER: Cuánto asusta y cuánto enseña

365 días pensando en volver a escribir … la verdad, se ha hecho largo. Y no ha sido por falta de pensamientos, pero he necesitado que pasara todo ese tiempo para entenderlos y aceptarlos. Aquel 12 de Agosto de 2016, 6 palabras cambiaron mi vida para siempre : “Helen, tenemos un cáncer de mama”. Yo que memorizo mi vida en imágenes, esa, sin duda, no la borraré jamás. Todo lo que creía e imaginaba que iba a ser mi vida, de repente, se esfuma…desaparece en 1 segundo. Y en el segundo 2, cuando vuelves a la tierra ya no estás sola, se ha sentado al lado tuyo una parte de ti, esa parte que siempre quieres evitar pero que esta vez te anticipa que ha venido para quedarse, el MIEDO. Es curiosa la vida porque durante años he trabajado con mis clientes precisamente eso…y en aquel momento entendí que ahora me tocaba reciclar mi formación con la práctica más dura hasta la fecha. La pregunta nunca fue porqué a mí, sino PARA QUÉ.

El miedo, al final, no deja de ser esa emoción primaria que nos quiere proteger de algo que “creemos” puede dañarnos. Pero resulta curioso que no temía morir, temía no poder hacer todas esas cosas que quería hacer, no tener TIEMPO que para mí es lo mismo que morir.

Durante las primeras semanas, operación incluida, no quise ser muy consciente de que me habían diagnosticado una enfermedad que es la actual plaga de la sociedad moderna. Nunca quise darle poder a algo tan malo porque se que a lo que tu le das tu atención, se engrandece en tu vida. Si es algo bueno y bonito, quiero que lo haga. Pero en este caso, no quería permitirlo.

Llegó el momento en que dibujan mi futuro más inmediato aun con el shock emocional en el cuerpo. Me plantean un tratamiento convencional que me chirría las entrañas y mi respuesta fue NO sin dudarlo. Esa negativa sorprendió y no gustó porque parecía obvio que no había mucho más camino que ese. Pero yo siempre he creído en el poder de la naturaleza, mis creencias se basan en que todo lo que está creado de manera natural siempre busca un equilibrio, y el cuerpo es uno de ellos. Pero hay algo que al cuerpo y al alma le cuestan controlar, y es la mente. Esa mente racional que en momentos de descontrol, solo escucha al miedo.

Y, muchas veces, el miedo es el más cruel e ignorante de los consejeros

Le hice caso aun cuando mi intuición me gritaba que no lo hiciera. El precio que pagué por esa decisión fue el más alto que he pagado hasta el día de hoy. Ir en contra de mis valores esenciales me llevó a odiarme a mi misma, a rabiar con el mundo y, además de envenenarme el cuerpo, me envenené y desquebrajé el alma. Ante una situación interior tan límite a todos los niveles, al pasar unos meses lo paré todo y tomé la decisión de empezar a ser fiel a mi misma de nuevo. Incluso mi propia oncóloga me dijo que ella tenia dudas de si el tratamiento tendría algún tipo de efectividad cuando el rechazo por mi parte era a todos los niveles. Empecé a dibujar mi propia ruta, a investigar, a entrevistarme con oncólogos reconocidos, a ver conferencias médicas y tratar de entender cómo funciona nuestro cuerpo un poco más en profundidad.

Muchos de nosotros no tenemos una consciencia clara de cómo nos afecta todo aquello que comemos y ¡es un dato FUNDAMENTAL! 

Estamos muy habituados a tapar los síntomas y poco entrenados en buscar el origen.

Si aplicamos durante 2 segundos el sentido común nos podemos dar cuenta que la alimentación, los niveles de estrés que manejamos por intentar seguir y encajar dentro de este sistema, cómo manejamos emociones y situaciones tienen un impacto directo en nuestro cuerpo. Por favor, ¡si es que somos pura química!. Los pensamientos, las emociones…generan química en nuestro cuerpo afectando directamente a las células, para bien o para mal. Lo mismo que lo que comemos y respiramos. Podría estarme horas con este tema porque la verdad que me he hecho un master. Aunque si que es verdad que en páginas e iniciativas como las de la Asociación de Oncología Integrativa podemos encontrar mucha información sobre todo esto. Y lo importante es que no solo lo lean las personas que tienen o han tenido cáncer, sino TODO el MUNDO a modo de prevención, porque esa y solo esa es la clave. Creo que es clave que a la salud pública llega todo tipo de información y no solo la convencional, para la gente sepa que tiene elección y muchas opciones.

No quiero que mis palabras se malinterpreten…no digo que no se haga el tratamiento convencional, no digo que sea un decisión errónea, no digo que no sirva en muchos de los casos…solo digo que antes de tomar una decisión así nos hagamos la pregunta:       ¿Qué haría yo, y solo yo, si no tuviera miedo?, y que la respuesta no la pasemos por alto simplemente porque “es lo que se tiene que hacer y no hay más”. Sí, si lo hay…y es tener la libertad de poder elegir lo que cada uno quiere para su vida y como lo quiere. Si es pasar un proceso convencional porque se cree en él, ¡genial! ¡Adelante! Creo que si TODO EL SER apoya la decisión, es la decisión correcta y la que más garantías tiene.

Mucha gente me pregunta que qué estoy aprendiendo de esta experiencia.

Ya desde el primer momento lo que aprendí es que el poder del amor es brutal y fundamental siempre, pero más en situaciones límite. Cuando estás con la cabeza metida en el wáter durante días, saber que hay una persona en la puerta esperando para recogerte, no puedo explicarlo con palabras. Incluso se me inundan los ojos de lágrimas solo de recordar esos momentos.

No podemos controlar las cosas que pasan, pero si podemos decidir qué hacemos con eso que nos pasa.

Que vivimos de una manera donde parece que creemos que somos eternos, y la realidad es que la vida presenta jugadas donde te abofetea para que reacciones y te pares el tiempo necesario para valorarla de verdad.

Que no hay fidelidad más importante que la tengamos con nosotros mismos. Nuestro ego, mejor amigo de nuestros miedos, puede convertirse en el mayor boicoteador. Vivir desde ese sitio solo trae caos e infelicidad. En cambio cuando lo que hacemos va en línea con nuestros valores, vivimos desde nuestra esencia, no hay fallo. Yo decidí escucharme a mí y lo que yo quería, independientemente de si era lo aparentemente correcto o lo que los demás querían para mí. Porque entendí que desde fuera, ellos también tienen miedo, y como ya he dicho, para mí, cualquier decisión tomada desde esa emoción, no acaba funcionando.

También he vivido esa sensación tan sumamente dolorosa que es sentir que el alma se me partía en trozos. Pero al final, sea lo que sea lo que nos pase en la vida, lo bueno de esa rotura es que luego puedes decidir qué crear con esos trocitos. Personalmente, mi decisión ha costado pero ahora ya es en firme, y es disfrutar cada segundo, apartar todo aquello que no me sume y abrazar con mucha fuerza todo aquello que si lo haga, ir a por mis sueños aplazados porque no sé que pasará mañana, solo sé que si algún día pasa algo o el cáncer decide volver quiero que me pille viviendo.

Y una de las cosas que ya sabía, y q mis arruguitas alrededor de los ojos ratifican, es el poder de la risa. El amor y reír han sido la mejor terapia. Sin duda, van a ser dos motores por los que voy a pelear por mantener en esta vida que no se cuando acabará, solo se que seguiré viviendo mientras mi alma siga bailando, así que empiece la música, y si puede ser en directo, mejor!

Fotos realizadas por www.rubendebaro.com ( Proyecto Healen )