Vocación, esa voz que empiezas a sentir por dentro y que señala el rumbo que quieres darle a tu vida.
Algunos reconocen esa voz desde bien pequeños aunque, por mi experiencia profesional durante los últimos 15 años, me atrevería a decir que no son la mayoría. Muchos llegan a la adolescencia angustiados porque el sistema les dice que “tienen que elegir su futuro”.
En la vocación no influye nada más que nosotros mismos, aunque muchas veces le damos el poder a cosas externas que pueden eclipsar y sesgar esa voz interna.
Jóvenes, y no tan jóvenes, camuflan su meta vital al pensar que deben encontrar algo grande, algo muy valioso. Y muchas veces cosas que parecen poco ambiciosas son igual de valiosas para la persona, pero las esconde porque cree que socialmente no tiene valor.
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